Tòquio Blues
La vida és com una capsa de galetes: hi ha que t’agraden i que no. Primer sempre et menges les que t’agraden i al final només queden les que no agraden a ningú. Quan les coses no van bé, sempre pense això: “Quan m’acabe aquestes tot anirà millor. La vida és com una capsa de galetes”.
La vida és així. A vegades forces massa les coses perquè la vida s’ajuste a la teva manera de ser, obre una mica més el cor i deixa’t endur pel corrent de la vida. Sigues feliç. Esforça’t per ser-ho.
Mientras escribo
Hago lo que sé, y lo mejor que sé. He superado todo lo que acabo de contar (y mucho más que me he dejado en el tintero), y ahora contaré todo lo que pueda sobre mi trabajo.
Se empieza así: poniendo el escritorio en una esquina y, a la hora de sentarse a escribir, recordando el motivo de que no esté en medio de la habitación. La vida no está al servicio del arte, sino al revés.
Escribir es crearse un mundo propio.
Escribir es enriquecer las vidas de las personas que leen lo que haces, y al mismo tiempo enriquecer la tuya.
Tú puedes hacerlo, debes hacerlo y, si tienes la valentía de empezar, lo harás.
Escribir es mágico; es el agua de la vida. El agua es gratis, con que bebe. Bebe y sacia tu sed.
El quadern de Noah
Quan et miro, veig la teva bellesa i el teu encant, i sé que s’han anat accentuant amb cada existència que has viscut. I sé que he passat cadascuna de les vides que he tingut abans d’aquesta buscan-te. No pas una persona com tu, sinó a tu, car la teva ànima i la meva sempre han acabat unides.
(…)
Tu ets la resposta a totes les meves pregàries. Ets una cançó, un somni, un sospir, i no comprenc com he pogut viure tant de temps sense tu. T’estimo, més del que t’hagis pogut imaginar mai. Sempre t’he estimat i sempre t’estimaré.
Hui inicie aquesta nova CATEGORIA al blog que he titolat: ESCRIPTORS DE PARAULES. Les paraules que sempre estan presents a la meva vida, que m’omplen, m’ajuden, m’ensenyen. Des de hui aniré compartint-vos les millors que he trobat, perquè sempre que he llegit un llibre, anote aquelles que m’omplen.
Albert Espinosa, otra manera de ver el mundo
Si crees en los sueños, ellos se crearán.
Me gustan los ordenadores. Por algún motivo congenio con ellos. Me gusta saber que cuando algo no funciona puedes apagar y encender de nuevo el ordenador; es una solución mágica.
Creo que no estaría mal que ocurriera lo mismo con las personas, que cuando no entendieras a alguien, cuando algo fuera realmente extraño, pudieras reiniciar a esa persona, apagarla y encenderla de nuevo.
Eso sería lo primero que aportaría a nuestro mundo; lo segundo sería el icono “deshacer” de los procesadores de texto como el Word. Me parece una función maravillosa. Si te equivocas y clicas deshacer, esa flecha que gira, vuelve a aparecer lo último que habías hecho.
No sé cuántas veces al día pulsaríamos el deshacer. Estoy seguro de que una media de cien o doscientas veces al día. Jamás nos parecería que tomamos la decisión adecuada.
¿Y si el deshacer funcionase retroactivamente? Estoy seguro de que mucha gente querría volver a sus veinte años y no hacer tal cosa, o a los quince y no hacer tal otra, o a los ocho… Incluso quizá hasta cuando nació, y no nacer.
(Extracto de “El mundo Amarillo” de Albert Espinosa)
Gràcies Merche per compartir-me llibres com aquest. Gràcies Empar per coincidir amb mi amb aquest.
El libro
Leo algunas frases de los libros diez veces seguidas para introducirlas en mi espíritu, mezclarlas a mi sustancia y enriquecerme con ellas para siempre jamás.
LA SOMBRA DEL VIENTO. Carlos Ruiz Zafón
Cada libro tiene alma. El alma de quien lo escribió, y el alma de quienes lo leyeron y vivieron y soñaron con él. Cada vez que un libro cambia de manos, cada vez que alguien desliza la mirada por sus páginas, su espiritu crece y se hace fuerte.
Pocas cosas marcan tanto a un lector como el primer libro que realmente se abre camino hasta su corazón. Aquellas primeras imágenes, el eco de esas palabras que creemos haber dejado atrás, nos acompañan toda la vida y esculpen un palacio en nuestra memoria al que, tarde o temprano – no importa cuántos libros leamos, cuántos mundos descubramos, cuánto aprendamos u olvidemos -, vamos a regresar.
Domestícame. El principito
– No – dijo el principito – Busco amigos. ¿Qué significa domesticar?
– Es una cosa demasiado olvidada – dijo el zorro- significa crear lazos.
– ¿Crear lazos?
– Sí – dijo el zorro – Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para tí más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo…
– Empiezo a comprender – dijo el principito – Hay una flor… creo que me ha domesticado…
El zorro calló y miró largo tiempo al principito.
– ¡Por favor… domestícame! – dijo
– Bien lo quisiera – respondió el principito – pero no tengo mucho tiempo. Tengo que encontrar amigos y conocer muchas cosas.
– Sólo se conocen las cosas que se domestican – dijo el zorro – Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Compran cosas hechas a los mercaderes. Pero como no existen mercaderes de amigos, los hombres ya no tienen amigos. Si quieres un amigo, ¡domésticame!
– ¿Qué hay que hacer? – dijo el principito.
– Hay que ser muy paciente – respondió el zorro – Te sentarás al principio un poco lejos de mi, así, en la hierba. Te miraré de reojo y no dirás nada. La palabra es fuente de malentendidos. Pero, cada día, podrás sentarte un poco más cerca…
Al día siguiente volvió el principito.
– Hubiese sido mejor venir a la misma hora – dijo el zorro – Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tade, comenzaré a ser feliz desde las tres. Cuando más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré inquieto y agitado; ¡descubriré el precio de la felicidad! Pero si vienes a cualquier hora, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón… Los ritos son necesarios.
– ¿Qué es un rito? – dijo el principito.
– Es también algo demasiado olvidado – dijo el zorro – Es lo que hace que un día sea diferente de los otros días; una hora, de las otras horas. Entre los cazadores, por ejemplo, hay un rito. El jueves bailan con las muchachas del pueblo. El jueves es, pues, un día maravilloso. Voy a pasearme hasta la viña. Si los cazadores no bailaran en día fijo, todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones.
Así el principito domesticó al zorro. Y cuando se acercó la hora de la partida:
– ¡Ah!… – dijo el zorro – Voy a llorar.
(…)
– Adiós – dijoi el zorro – He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazsón. Lo esencial es invisible a los ojos.
– Lo esencial es invisible a los ojos – repitió el principito, a fin de acordarse.
– El tiempo que perdiste por tu rosa, hace que tu rosa sea tan importante.
– El tiempo que perdí por mi rosa… – dijo el principito a fin de acordarse.
– Los hombres han olvidado esta verdad – dijo el zorro – Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa…
– Soy responsable de mi rosa… – repitió el principito a fin de acordarse
Antoine de Saint-Exupéry
Delante de un libro
Quien no haya pasado nunca tardes enteras delante de un libro, con las orejas ardiéndole y el pelo caído por la cara, leyendo y leyendo, olvidado del mundo y sin darse cuenta de que tenía hambre o se estaba quedando helado…
Quien nunca haya llorado abierta o disimuladamente lágrimas amargas, porque una historia maravillosa acababa y había que decir adiós a personajes con los que había corrido tantas aventuras, a los que quería y admiraba, por los que había temido y rezado, y sin cuya compañía la vida le parecía vacía y sin sentido…
Quien no conozca todo eso por propia experiencia, no podrá comprender probablemente, la pasión por la lectura.
La Historia Interminable. Michael Ende
YO SOY YO de Virginia Satir
En todo el mundo no hay nadie como yo. Hay personas que tienen algo en común conmigo, pero nadie es exactamente como yo. Por lo tanto, todo lo que surge de mi es verdaderamente mío porque yo sola lo escogí. Soy dueña de todo lo que concierne: de mi cuerpo, incluyendo todo lo que hace; mi mente, incluyendo todos sus pensamientos e ideas; mis ojos, incluyendo las imágenes de todo lo que contemplan; mis sentimientos, sean los que sean, ira, gozo, frustración, amor, desilusión, excitación; mi boca, y todas las palabras que de ella salen, corteses, tiernas o rudas, correctas o incorrectas; mi voz, fuerte o suave y todas mis acciones, ya sean para otros o para mi misma. Soy dueña de mis fantasías, mis sueños, mis esperanzas, mis temores. Soy dueña de todos mis triunfos y logros, de todos mis fracasos y errores. Como soy dueña de todo mi yo, puedo llegar a conocerme íntimamente. Al hacerlo, puedo amarme y ser afectuosa conmigo en todo lo que me forma. Puedo así hacer posible que todo lo que soy trabaje para mi mejor provecho.
Se que hay aspectos de mi misma que me embrollan y otros aspectos que no conozco. Más mientras siga siendo afectuosa y amorosa conmigo misma, valiente y esperanzada, puedo buscar las soluciones a mis embrollos y los medios para llegar a conocerme mejor.
Sea cual sea mi imagen visual y auditiva, diga lo que diga, haga lo que haga, piense lo que piense y sienta lo que sienta en un instante del tiempo, esa soy yo. Esto es real y refleja donde estoy en cada instante del tiempo. Más tarde, cuando reviso cual era mi imagen visual y auditiva, que dije y que hice, que pensé y qué sentí, quizás resulte que algunas piezas no encajen. Puedo descartar lo que no encaja y conservar lo que demostró que sí encaja. E inventar algo nuevo en vez de lo que descarté. Puedo ver, oír, sentir, pensar, decir y hacer. Tengo las herramientas para sobrevivir, para estar cerca de otros, para ser productiva, y para encontrar el sentido y el orden del mundo formado por la gente y las cosas que me rodean.
Soy dueña de mi misma. Y por ello puedo construirme. Y soy yo y estoy bien.